Parece que una de las tónicas de estos pocos días que llevamos de 2018 es que las leyes quieren llegar este año a los esports. Terminamos y arrancamos el año con artículos polémicos que han llevado a nivel local al partido político Ciudadanos a promover una propuesta no de ley al gobierno para regular los esports (eSports Bureau se ha puesto en contacto con el partido político para interesarse por la misma sin recibir respuesta alguna), pero más allá de nuestras fronteras, la cosa está mucho más avanzada… y parece que no para bien.

 

La semana pasada ya nos hicimos eco también del caso de Filipinas, dondeel gobierno local, a través del Games and Amusements Board (GAB), otorgó oficialmente la categoría de atletas a los jugadores de esports. A raíz de esto, ya se pueden obtener licencias de jugador a través de la GAB, obligatorias y como no, pasando ciertos requisitos, como un test de drogas. Este es el famoso test que llevó a Valve la semana pasada a rebajar de la categoría de major al Galaxy Battles II: EMerging Worlds de Dota 2, ya que las reglas se aplican incluso a los jugadores de fuera y eso no gustó a la compañía.

 

Lo curioso es que por si esto no fuera un síntoma claro de que algo no funcionaba bien con esas nuevas imposiciones, hoy a través de Dot Esports hemos conocido que el gobierno filipino no se va a quedar quieto… y ya está añadiendo nuevas medidas a sus leyes de esports. ¿Serán acertadas o no? Juzguen ustedes mismos…

 

La resolución que se presentó ayer, titulada “Guidelines Governing the Conduct of Electronics Esports in the Philipines” define a los esports como competiciones de videojuegos jugadas entre gamers profesionales con licencia. Por lo tanto, todos los gamers profesionales participando en eventos de este tipo de Filipinas son requeridos a tener una licencia, tanto si son nativos como si no. Además, según la propuesta, los eventos profesionales también deberán de pagar un fee, que será de $16 por día del evento y título que se incluya en el mismo. Además de este fee, lo organizadores deberán de pagar un 3% de la recaudación de tickets, así como de cualquier otro ingreso generado por televisión, radio o derechos de imagen. Cualquier evento que tenga un premio superior a $200 será considerado profesional y estará sujeto a estas reglas.

 

Está medidas, como era de esperar, están sentando menos que bien a parte de la comunidad, especialmente a la parte amateur que es la que se ve claramente más afectada. Quizás nos falte algo de información para poder juzgar estas propuestas y de conocimiento local. Parece comprensible que se pongan algunas normas básicas y por ejemplo, la idea de que los jugadores deban tener una licencia es algo bastante coherente. Lo que parece, y este es el problema principal de los esports, es que la aplicación en cuanto a escala en los mismos es lo que puede ser desmedido y afectar como decíamos en este caso a la parte amateur.

 

Los esports son una industria donde el Principio de Pareto se refleja con más intensidad que nunca: es cierto que lo que se conoce de él, ese  20% (o menos) genera más del 80% de lo que mueve la industria, pero es que ese otro 20%, nada despreciable, lo mueve un 80%  que no es profesional, que son aficionados y apasionados pero que son una parte esencial de la misma. Por poner un ejemplo: si los amigos de la infancia se juntan para jugar un torneo de futbol del colegio al que iban y hay un bote de $200. ¿Sería lógico pedirles una licencia a cada uno, que quien organice el torneo tuviese que pagar por organizar esa cifra, etc? Lo dicho, parecen medidas cuya aplicación es desproporcionada…

 

El intento de aplicar normas a los esports como si de otros deportes se tratasen, sin tener en cuenta las particularidades del mismo, es lo que conduce a estos errores y lo que mucha gente del sector están intentando evitar para que no vivamos una época de retroceso en los deportes electrónicos. Como siempre decimos y defendemos; leyes si, sin sentido, no.