Ser un esports no es fácil. Todo aquel que siga el sector de cerca y tenga cierto conocimiento sabrá ya que la pregunta de «¿un esports nace o se hace?» aquí tiene una respuesta muy clara; quien decide es el espectador, y por mucho que el propio publisher, las ligas o los medios se empeñen, el público es soberano.

 

Y en este sentido la verdad es que preocupa un poco que no haya más juegos nuevos que entren al circuito profesional de esports con garantías. Quitando Fortnite (que por cierto, está por ver que sea un esport en 2019), lo cierto es que seguimos con los League of Lengeds, CS:GO, DOTA y demás títulos de hace ya unos cuantos años como principales buques insignia, y parece que la entrada de nuevos títulos susceptibles de llegar al público no es tan sencilla.

 

El último ejemplo lo hemos tenido con Artifact. Hace apenas una semana, tras un mes del lanzamiento del juego, tenía lugar el segundo torneo del título llevado a cabo por WePlay. En este artículo de Esports Insider podíamos ver como se felicitaban por unos grandes resultados, pero cuando decidimos contrastar los datos con Esports Charts, la verdad es que diferían mucho de lo que ahí se presentaba.

 

De los 1.1 millones de espectadores únicos y 3 millones de espectadores totales que se mencionaba en la noticia, pasamos a unos total views de apenas 400.000 espectadores según ESC, contabilizando datos de Twitch y de Steam.Tv. Más allá de eso, la media de espectadores fue de 15.000 espectadores con picos de 36.000. ¿Son estos datos buenos o malos?

 

Con tan poco histórico de Artifact se hace complicado saberlo. Compararlo con torneos de rivales como Hearthstone se antoja un poco injusto cuando lleva años en el mercado. Por lo tanto, lo mejor que se puede hacer es compararlo consigo mismo. Y precisamente, esta misma semana eso es lo que ha hecho Esports Charts en su blog, con datos más que significativos.

 

El primer torneo del título, organizado por la propia Valve, fue el Preview Tournament,  un torneo especial con jugadores invitados que reunió a una audiencia relativamente grande con medias de poco más de 30 mil espectadores. Sin embargo, en menos de un mes, el «Hearthstone Killer» ha perdido bastante atención y durante el Artifact Mighty los números se han reducido a los mencionados 15 mil espectadores de media.

 

Y no sólo se trata de los espectadores en torneos. Cada día que pasa la audiencia decrece en Twitch. En las últimas tres semanas, Artifact ha descendido hasta la segunda página de lo más visto en Twitch, mientras que su principal competidor, Hearthstone, se mantiene muy vivo con Blizzard insuflándole vida.

 

La otra pregunta que cabe preguntarse es obviamente porqué pasa esto. Muchos ya han encontrado una respuesta; el juego está roto y es un pay to win, una línea roja que no se debe cruzar en un esport…Pero lo cierto es que sea este el motivo o no, le está ocurriendo como a otros muchos títulos. Call of Duty Black Ops IIII lanzó su modo battle royale y parecía durante el primer mes que atraía a mucha gente… para también, al mes siguiente, estar sino prácticamente olvidado, haber casi quedado en una anécdota.

 

Parece que imitar lo que funciona no es lo mismo que dar con la fórmula correcta y por mucho que los nuevos títulos parezcan una evolución de los ya presentes, los cierto es que son las «viejas glorias» de los esports las que siguen repartiéndose el mercado. En el caso de Artifact veremos qué medidas toma Valve y si esto ha sido algo coyuntural, al fin y al cabo el juego lleva entre nosotros apenas un mes.