El Gobierno de Filipinas ha declarado su apoyo oficial a los esports.  En un comunicado del Philippines Games and Amusement Board (GAB), ente regulatorio oficial de deportes y juegos del país,  publicado en la página de Facebook de Mineski.net, el GAB hacía la siguiente declaración; “El Games and Amusement Board (GAB) ha comenzado a reconocer los esports o videojuegos competitivos como una las actividades profesionales bajo su regulación y supervisión«.

 

El anuncio continuaba diciendo: «Aunque los esports son diferentes a las competiciones tradicionales a las que estamos acostumbrados, no se puede negar que los esports requieren enormes cantidades de habilidad y entrenamiento, y en el caso de ciertos tipos de juegos y sus mecánicas, como los MOBA, requieren de una cuidadosa planificación y un fuerte trabajo en equipo. Con su creciente popularidad y éxito comercial en los últimos años, han captado la atención del gobierno, ya que hasta ahora no existía supervisión ni regulación «.

 

Además, el GAB ha reconocido oficialmente a varios jugadores de Dota 2 que viajarán en breve a Estados Unidos para competir en The International 2017, que comienza su fase de grupos esta semana. Históricamente, muchos notables jugadores filipinos de Dota 2 han terminado firmando con equipos chinos para poder participar en estas competiciones. Ya se trate de problemas internos a nivel de infraestructuras, o simplemente porque el mercado de esports de China ofrece más posibilidades a nivel económico, el caso es que esta noticia podría ayudar al surgimiento de nuevo equipos nacionales aprovechando el creciente talento del sector en Filipinas.

 

Sin embargo, no todo son buenas noticias tras este comunicado. Las regulaciones sobre las que habla, siempre según lo que se puede leer en el post de Facebook,  se refieren sobre todo a temas de fiscales y de impuestos. Las tasas imponibles asociadas a las ganancias por eventos como los esports, son supuestamente superiores al impuesto normal sobre la renta básico de trabajadores de otros sectores en Filipinas, y como resultado, el gobierno vería incrementados su recaudación por impuestos al considerar a los jugadores filipinos dentro de este grupo en lugar de como trabajadores normales.

 

Es comprensible que esta regulación, que podía suponer una excelente noticia en cuanto a la adopción de los esports como cultura mainstream en el país, a tenor de este hecho, genere suspicacias en la comunidad local, pues el gobierno de Filipinas no parece muy claro en cuanto cual será el apoyo real a los esports. Es bien conocido el debate sobre la necesidad de regulación en los esports, aunque si se produce con un fin recaudatorio, quizás sea mejor que los esports permanezcan como hasta ahora. Uno de los posible movimientos que podría hacer el gobierno, y que se vería con muy buenos ojo y como una apuesta decidida por evolucionar los esports, es reinvertir en el propio sector los ingresos adicionales obtenidos por rentas fiscales de jugadores. Con equipos locales como TNC, que ocupó el octavo lugar en The International el año pasado, cualquier tipo de crecimiento en la infraestructura de esports de Filipinas sería bienvenido.