Azubu y Hitbox ya no existen. Ambas plataformas de streaming se han fusionado oficialmente y el resultado es la nueva marca Smashcast, que se declara como ”el canal ​​independiente de esports más grande del mundo fuera de Asia». Si bien esto es técnicamente cierto, la pregunta clave es si un canal nuevo con un modelo alternativo al de la publicidad tradicional como principal baza, podrá llegar a  superar los 20 millones de espectadores de sus predecesores, y sobre todo, superar a su mayor competidor, Twitch.

 

Smashcast se presenta con un diseño sencillo, aspirando a un modelo de infraestructura técnica y de servicio de bajo coste en comparación con las otras plataformas de streaming. Su apuesta para lograr la participación del espectador, llamada Hype-O-Meter, es esencialmente la función de emoji flotante de Facebook Live, y al igual que en Twitch, es posible integrar un canal con su servidor Discord. Más importante aún, el lanzamiento incluye un estudio de producción de contenido 4K en Viena, Austria, diseñado para integrar a la empresa aún más con el ecosistema de esports.

 

«La nueva instalación de producción en Viena es un paso clave para que podamos garantizar la calidad del servicio que ofrecemos a nuestros socios», comenta Martin Klimscha, Director Ejecutivo Europeo de Smashcast. «Queríamos asegurarnos específicamente de que nos diferenciamos de nuestros competidores no sólo por nuestra plataforma y excelencia tecnológica, que incluye soporte completo de 4K y 360 VR, sino también por la calidad del contenido de streaming».

 

También hay un cambio planeado en cuanto a la forma de monetización. Smashcast se centrará en publicidad basada en patrocinadores interactivos, ventas de bienes virtuales, patrocinios y apuestas en esports para aumentar su ARPU. Una de las vías más interesantes que están persiguiendo es la de marketing de afiliación, que en el ámbito de los esports disfruta actualmente de un mercado de palabras clave de baja competencia, así como subirse al barco de la avalancha de sitios de apuestas que están surgiendo, donde se espera que el sector de apuestas en esports alcance 200 millones de dólares en 2018.

 

Azubu adquirió Hitbox en enero de 2017 en un acuerdo que se cree que valió «decenas de millones de dólares en efectivo”. Un final agridulce a un año turbulento para Azubu. Como informó en detalle The Times, la start-up sufrió un problema de inyección de fondos por parte de su principal inversor, la compañía de energía y agricultura Lars Windhorst. Esto resultó en varios meses de pagos atrasados tanto a proveedores como a empleados, y algún inversor que se salió de la compañía a tiempo de recuperar la inversión de $ 7.5 millones. A esto se suma que la plataforma también perdió los derechos de streaming de League of Legends tras no poder permitirse los honorarios de estos derechos valorados en millones de dólares.

 

El lanzamiento cauteloso de Smashcast es un buen primer paso para recuperar la posición perdida, y con la popularidad de Azubu fuera de los Estados Unidos (particularmente Brasil) y la cuota de mercado de Hitbox en Europa, la plataforma tiene buenos cimientos para triunfar, aunque las barreras de Twitch y otros competidores emergentes en el sector de streaming no se lo pondrán fácil.