Además de ser uno de los temas candentes en las secciones de deportes y de electrónica de múltiples periódicos e incluso informativos, la dimensión política de los eSports comienza a irrumpir en la escena regulatoria mundial y europea.

 

Ya en enero de 2016, el eurodiputado francés Marc Joulaud realizó una pregunta parlamentaria a la Comisión Europea sobre el tema, que hasta la fecha había pasado desapercibido para las instituciones. En su pregunta, tras comentar cómo los esports han sido construidos sobre las bases del deporte tradicional, el europarlamentario se preguntaba si los esports podrían ser considerados como deporte y si por tanto serían elegibles para recibir fondos europeos.

 

En su contestación, el Comisario europeo de Educación, Cultura y Deporte, Tibor Navracsics, respondió que la Comisión normalmente suele referirse al deporte teniendo en cuenta la definición de la Carta Europea del Deporte: “Se entiende como deporte toda forma de actividad física que, a través de una participación organizada o no, tenga por objeto la expresión o mejoría de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competición a todos los niveles.

 

 

Por ello, el eurocomisario afirma que algunos tipos de esports podrían ser considerados como deporte, y por tanto ser potencialmente beneficiarios de recibir fondos europeos.

 

Pese a que la consideración de los esports como deporte tradicional siga siendo un tema controvertido, hay que destacar que parece que la situación ya comienza a variar. El Catedrático Ingo Froböse de la Universidad Alemana del Deporte, llevó a cabo un estudio sobre jugadores profesionales de esports en 2015, obteniendo sorprendentes resultados. Por ejemplo, pudo averiguar que determinados jugadores profesionales llegan a ejecutar hasta 400 movimientos de teclado y ratón por minuto, hasta cuatro veces más que una persona normal, o que sus niveles de coordinación óculo-manual pueden llegar a ser superiores a los de un jugador profesional de tenis de mesa. Asimismo, analizando los niveles de cortisol en sangre de algunos jugadores de Counter Strike durante partidos oficiales, pudo verificar que estaban a la par que los de un conductor profesional de rallies durante una carrera, o que el pulso de esos jugadores puede llegar a 160-180 latidos por minuto, tan alto como el de un corredor de maratón.

 

Las cosas también están avanzando a nivel nacional en distintos países de Europa. Mientras que en países como Italia o Finlandia los esports ya han sido reconocidos como deporte, en Francia ya existe un marco regulatorio para temas contractuales o de visados de jugadores profesionales y en Alemania está siendo discutido en el Parlamento por iniciativa del Partido Socialista Alemán (SPD). Los políticos están por tanto descubriendo que el interés por los esports cubre en muchos casos a una gran parte de su electorado y por ello se está empezando a posicionar a los esports en las agendas de cultura, deporte y juventud.

 


 

La vertiente política de los esports está ganando importancia a nivel nacional, pero también ha llegado a las Instituciones Europeas. La Comisión Europea, mediante su departamento de Educación, Juventud, Cultura y Deporte (DG EAC) organizó el “EU Sport Forum” en Malta a principios de marzo de 2017. En una de las sesiones, la Comisión introdujo por primera vez una charla sobre esports. La sesión fue moderada por uno de los funcionarios de la Unidad de Deportes de la Comisión, George Paterson, que se encargó de moderar el panel y presentar las muchas facetas que comparten los esports con los deportes tradicionales: preparación, estrategia, reflejos, trabajo en equipo, nutrición y un largo etcétera.

 

El panel estuvo formado por varios stakeholders del mundo de los esports, entre ellos James Watson de SportRadar (multinacional suiza que se dedica a la recolección y análisis de datos deportivos), que mostró la evolución de los esports hacia una industria que ya genera más de un billón de dólares al año (desde premios en torneos pasando por sponsorships o merchandising). Koen Weijland, jugador profesional de FIFA para el Ajax de Ámsterdam se encargó de explicarles a los asistentes en qué consiste su día a día y cómo afronta las competiciones, mientras que Kevin Carpenter, un abogado especializado en derecho deportivo, comentó brevemente algunas de las perspectivas legales de la dimensión competitiva de los esports.

 

A continuación, la discusión se abrió cara al público y orbitó en torno al reconocimiento de los esports como deporte, incluyendo el testimonio del Comité Olímpico Finlandés, uno de los primeros estados de la UE en reconocer los esports como deporte. También se trataron temas de integridad y los panelistas comentaron cómo el dopaje y el amaño de encuentros son cada vez más prevalentes en los esports.

 

Uno de los puntos álgidos del evento llegó con la entrada en escena de uno de los temas más comunes cuando se habla de esports y de legislación: la gobernanza de la industria. Los panelistas destacaron el hecho de que la propia estructura de los esports no esté del todo definida, lo que hace que sea muy complicado establecer estándares o códigos de conducta, situación que se ve empeorada al no existir un cuerpo gobernativo que pueda encargarse de establecer estos marcos normativos. El panel concluyó con la eterna pregunta: ¿Se pueden considerar los esports un deporte? Responder a esta pregunta con un sí o un no rotundo es complejo, y mientras que el deporte tradicional todavía no tiene este dilema como prioridad, los esports van a seguir creciendo en paralelo a este debate. Dada la corta edad de la industria (en cuanto a años de existencia pero también en lo que respecta a los jugadores y las audiencias), expertos en política deportiva de la Comisión Europea aseguran que será importante que la dimensión regulatoria de los esports se desarrolle de manera rápida para poder asegurar un marco normativo mínimo que certifique unos niveles básicos de gobernanza.

 

Es interesante saber que además de los esports, hay otras corrientes actuales en Europa que podrían constituir situaciones paralelas. Por ejemplo, el Abogado General del Tribunal de Justicia Europeo Maciej Szpunar, indicó en una de sus Opiniones no vinculantes, que bajo su punto de vista, el Bridge debería ser considerado como un deporte al requerir altos niveles de entrenamiento y un esfuerzo mental considerable.

 

Además de la Comisión Europea, el Parlamento Europeo se ha sumado a esta corriente a través del Intergrupo de Deportes, una comisión formada por un conglomerado de europarlamentarios de distintos grupos políticos. El Intergrupo, en conjunción con varios actores de la industria, ha organizado la primera discusión sobre la vertiente política y legal de los esports, que tendrá lugar en septiembre en el mismo Parlamento en Bruselas bajo el título: “los eSports en Europa: ¿Qué clase de respuesta política?”.

 

El evento estará dividido en dos paneles, compuestos por distintos stakeholders: desde expertos en temas legales y éticos, pasando por representantes de equipos o académicos con experiencia en la relación entre los esports y el campo de la salud. Al evento acudirá un variado público que incluirá a la industria del videojuego, pero también acogerá a representantes de la industria del deporte tradicional, así como a numerosos políticos y miembros de asociaciones y federaciones nacionales e internacionales. Se tratarán muchos de los temas que tienen en vigor a la base de la industria a nivel europeo, comenzando por algunas de las barreras regulatorias que en muchos casos pueden suponer un obstáculo para el desarrollo de los esports dado su fuerte componente local, pero también se tocarán temas contractuales, fiscales y, por supuesto, el eterno dilema al que se enfrentan los esports a nivel mundial: ¿Deberían ser los esports reconocidos como deporte de manera oficial?