No lo podemos evitar, pero es que sentimos cierta devoción por la British Esports Association y por el modelo que está siguiendo para lograr expandir los esports por todo su país. En lugar de entrar a una confrontación abierta con otros deportes, donde el mero hecho de la polémica, aunque sea involuntaria, crearía cierto rechazo por parte de muchos sectores hacia los esports, la BSA está llevando a cabo un acercamiento de los esports a todos los públicos desde un punto de vista educacional y cultural extremadamente interesante.

 

Es este enfoque el que le ha valido tener el apoyo de organismos de gobierno oficiales (cosa que probablemente no hubiera conseguido yendo por el enfoque deportivo) y el que les está situando estratégicamente y haciendo que obtengan gran notoriedad y que los esports estén gozando de muy buena prensa entre sectores que tradicionalmente son más adversos a ellos. Tanto es así, que esta estrategia le ha valido la entrada, según hemos conocido hoy mismo por la propia entidad, en la Creative Industries Federation, algo que nos parece sumamente interesante puesto que plantea, como venimos defendiendo desde este medio, que los esports no sólo tienen similitudes con los deportes, sino con las industrias creativas y culturales, como los videojuegos, desde los cuales se originan.

 

La Creative Industries Federation es una organización nacional independiente para las industrias creativas, culturales, educacionales y artísticas en UK, que trabaja con el gobierno en un amplio espectro de temas políticos y que favorece la conexión y el trabajo entre sus miembros en diferentes aspectos. A pesar de ser una entidad local, las industrias culturales y creativas como tal ya están muy asentadas en Europa y también existen federaciones / asociaciones idénticas a nivel Europeo, con lo cual estamos hablando de que su entrada en UK puede no ser un hecho aislado para los esports, sino tener carácter global.

 

El objetivo, fiel a la estrategia que comentábamos anteriormente, es unirse para educar a otros miembros en los desafíos y oportunidades que representan los esports y lograr que lleguen a más gente. La entrada de la BSA ha supuesto que Andy Payne, su chairman, se una también al UK Council de la CIF, lo que le pone a altura a él y a los esports de ejecutivos y representantes  de otras entidades no menos importantes, como Amanda Nevill, del British Film Institute, Kate Mayor del English Heritage Trust y Darren Henley del Arts Council England. Es decir, los esports están al nivel de otras industrias creativas centenarias.

 

El propio Andy Payne comentaba que; «Unirse a la Creative Industries Federation nos da una oportunidad interesante de lograr más conjunción con las industrias creativas y nos permite participar de la agenda de la industrias creativas tanto desde un punto de vista nacional como internacional. Podemos proveer de información y aumentar la atención sobre los esports y sus beneficios.» Algunos miembros de la federación incluso se sintieron muy interesados por su participación: «La Creative Industries Federation está encantada de dar la bienvenida a la BSA. Es un placer trabajar con una organización pionera y con pensamiento avanzado«. Hasta tal punto es importante su entrada que la propia federación indica que los retos que supone el Brexit y las oportunidades que presenta a nivel estratégico esta industria hacen su participación más importante que nunca.

 

Una estrategia de diez por parte de la BSA que se une a otras adhesiones que ha tenido, por ejemplo con la Sports and Recreations Alliance y la UK Games Industry Body. Para los que se lo perdieran, esto no es flor de un día y demuestra el trabajo que hay detrás y que en su momento ya nos comentó Chester King en la entrevista concedida a este medio. Un lujo de asociación, a la que no podemos dejar de felicitar, y un ejemplo de que los esports deben saber buscar bien sus compañías e ir donde son bien recibidos. Hoy mismo conocíamos que representantes de los JJ.OO todavía andan dudando de ciertos valores de los esports. Lo dicho, no nos empeñemos en ir donde no nos quieren y donde nos cortan la alas, el mundo de los esports no se acaba ni muchísimo menos en su similitud con los deportes convencionales.